domingo, 23 de agosto de 2009

Limpiacristales y otros materiales inflamables

Corría el año 1998. Dejaba atrás al año 1997 y muy de lejos le seguía el año 1980, ya rezagado.

Siempre me ha gustado la playa, vaya vaya, pero en aquel año no hubo mar, ni olas... ni siquiera hubo rompeolas ni topless, ni tablas de surf, ni sexo.

Tenía pocos años aunque ya era capaz de masturbarme con una sola mano. Buenos tiempos ya pasados, y es que la historia que os voy a contar tiene mucho que ver conmigo.

Nací y me crié; se podría decir que aún no he muerto porque me está costando bastante hacer progresos. Crecí en la calle y así fue como conocí a Ameba, la que sería mi segunda esposa y madre de sus hijas. Así es, tuvo mellizas según me han contado. Fue una noche bastante loca que acabó con psicoterapia y tomando antidepresivos, alucinando y diciendo que el sol le seguía.

Nunca quise ser un siervo del señor ya que, a fin de cuentas, en mi hercúlea batalla de supervivencia tuve la posibilidad de conocer la cobardía y nadie me preguntó mi edad, mas si mis medidas. Pastores que llevaban su rebaño a un pozo negro, algunas veces al norte y otras al sur, guiando así los arduos senderos y cilíndricas piedras bien duras hacia cavernas inexploradas, alejadas, eso seguro, de la mano de Dios.

En 1997 tuve mi primera sartén rota, la encontré en una cueva de mi pueblo con mi mejor amigo que se quería apropiar de ella, una vez que se rompió ya no la quería, tampoco volvió a hablar más de ella aunque creo que habría sido difícil dado su estado de sartenación.

En agosto de 1997 pensé por primera vez en montar una fábrica de cucharas.

En septiembre tuve mi primer paluego de salsichón y fue aquí donde verdaderamente conocí la amistad. El paluego y yo jugábamos al escondite, yo hacía como que lo veía pero no iba a por él... él hacía como que se escondía pero siempre dejaba alguna parte suya fuera de su escondite para que yo la viera y fuera a por élero él murió de cirrosis y la vida siguió.

En octubre de 2004 viajé en el tiempo a septiembre de 1997 y le salvé la vida al paluego; fui montado en una máquina del tiempo casera hecha con pan bimbo y salsichoncico fresco.

Desde 2005 hasta ahora no ha pasado nada en mi vida.

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